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EL LENGUAJE, EL PRESIDENTE LEGÍTIMO Y EL ESPURIO.

Se tienen evidencias de que la comprensión del lenguaje está íntimamente relacionada con el área de Broca en el cerebro. De lo que no se tienen evidencias exactas es de cuando se origino el lenguaje en el ser humano. Los indicios más confiables sitúan, en el tiempo, dicho origen desde hace 40 mil años cuando los neandertales lo practicaban. Regresando la película aún más en  la historia; restos con casi dos millones de antigüedad ya tenían un área de Broca incipientemente desarrollada, y era mucho más notable este desarrollo en humanos de cerca de 1.800.000 años: su área de Broca era como la nuestra.
La lingüística histórica, que se encarga de descubrir y describir cómo y por qué surgieron las lenguas, apenas puede sugerir algunas hipótesis para explicar el origen y diversidad de esta particularidad humana: es imposible, hasta el momento, saber si hubo una única lengua; si tuvo gramática y léxico. Saber que sonidos emitían las bocas de nuestros ancestros sigue siendo un imposible.
Ahora que se acercan las olimpiadas, en China, vemos las dificultades que suelen pasar los turistas, deportistas, o cualquier persona que tiene la necesidad de viajar al país de la gran muralla. Solemos creer que el chino (mandarín, por ejemplo) es un idioma muy difícil, y hay razón. No nada más esto. Cuando vemos los mensajes, la escritura china, admiramos (al menos yo sí) la paciencia que deben tener para escribir; creemos que el español es más sencillo que los maravillosos símbolos chinos.
Lo anterior nos hace pensar que los idiomas tienen orígenes diversos, a esta creencia se le conoce como «poligénesis» de las lenguas; en contraste, hay otra creencia: el origen único, que se conoce como «monogénesis». Según el Génesis, la Torre de Babel (Babilonia), fue erigida por los hombres para acercarse al cielo. Celoso, Dios introdujo la diversidad de lenguas como represalia.
Dejaremos para una próxima entrega el siguiente planteamiento: generalmente, las lenguas parecen haber existido desde siempre – el francés en Francia; el inglés en Inglaterra; el chino en China; el italiano en Italia, etc.- No obstante, si nos remontamos unos pocos milenios atrás, ninguna de estas lenguas se hablaba en su país actual.
Realmente, ninguna de ellas se hablaba en lugar alguno. ¿De dónde proceden?
Poli o monogénica, los diversos idiomas tienen la necesidad anatómica siguiente: su adaptación, de la laringe, al proceso de ser emisor de sonidos. Usted puede pensar que estoy exagerando, sin embargo, veamos, antes, un poco de la anatomía de este órgano tubular, constituido por varios cartílagos en la mayoría de los vertebrados, que por un lado comunica con la faringe y por otro con la tráquea.
El sistema fonador de los mamíferos, fundamentalmente el de los humanos, comienza con el cerebro desde donde se “ordena”, o no, la emisión de los sonidos; después, las cuerdas vocales que están en la laringe y son la fuente de emisión sonora. Aparte de la emisión de ondas sonoras, el sistema aéreo descrito líneas arriba se ocupa de una, la más importante, de las funciones: la alimentación.
La posición de la laringe en los humanos difiere respecto a la de los chimpancés, por ejemplo, ya que en nosotros, la laringe está situada muy por abajo respecto a la de los chimpancés, situación que implica que tengamos una laringe muy larga y posibilite algo que nunca ocurre en los chimpancés: el atragantamiento (el alimento tiene la posibilidad de irse a la traquea en lugar del esófago). En cambio, el peligro que tenemos de atragantarnos es compensado con la fantástica posibilidad de crear sonidos articulados, es decir, el lenguaje. Los chimpancés no pueden emitir lo que cotidianamente hacemos. Haga la prueba, en este momento: pronuncie las letras “a”, “i” y “u”. La disposición anatómica nos permite hacerlo sin ninguna dificultad; sin embargo, para un chimpancé es imposible, por ende, no creo que algún día exista un Pavaroti o un Caruso simiesco. Ya lo decía, pasándose de la raya, Isócrates «Lo que distingue al hombre del animal y al griego del bárbaro es la superioridad de la inteligencia y de la palabra»; y de alguna manera relacionada, el mismísimo Adolfo Hitler afirmó «El triunfo es de los grandes oradores y no de los grandes escritores», frase polémica, por supuesto.
La diversidad de las lenguas  está repartida de manera no homogénea en todo el planeta. América del Sur; Nueva Guinea, algunas regiones de Nigeria, Oaxaca, etc., se caracterizan por la gran riqueza de sus lenguas. En la región Níger-Congo 160 millones de personas hablan más de 900 dialectos; en contraste, las regiones del occidente de Europa presentan un pequeño grado de diversidad.
Quiero compartir con ustedes mi congoja: en los diarios nacionales se ha publicado que el «ayapaneco» lengua que se habla(ba) en Jalpa de Méndez, Tabasco, pronto dejará de hablarse. Y, no se que escribir, si “hablan” o “hablaban”, debido a que las dos únicas personas que entienden el ayapaneco,  Manuel Segovia e Isidro Velásquez, ya no tienen con quien practicarlo, y, por si fuera poco, ambas personas tienen más de 60 años. En pocas palabras, al morir estas personas también morirá el ayapaneco.
Quizá para usted no tenga importancia la extinción del ayapaneco, sin embargo para algunos lingüistas norteamericanos si la hay. Tan la hay que han estado grabando, palabra a palabra, lo que sale de las cuerdas vocales y de la laringe de don Manuel y don Isidro, pero, lástima, si algún mexicano quisiera conocer dicha lengua se verá en la necesidad de ir a la Universidad de Indiana o la de Stanford (California).
Es importante, desde cualquier punto de vista, saber, entender, lo que significa el lenguaje. De acuerdo a la definición de diccionario tenemos lo siguiente: «medio de comunicación entre los seres humanos a través de signos orales y escritos que poseen un significado. En un sentido más amplio, es cualquier procedimiento que sirve para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición.»
En yidish, en ket (lengua de la Siberia ártica), en samoyedo (lengua urálica), en inglés, en chino o en francés o en español o ayapaneco, o en cualquier lengua, se tienen que cumplir con los tres atributos o condiciones del elnguaje: Para que exista el lenguaje se requieren ciertos factores: de índole fisiológica (el organismo tiene que ser capaz de emitir sonidos); de índole gramatical (el discurso tiene que poseer una estructura), y de índole semántica (es imprescindible que la mente pueda entender lo que se habla).
Sólo me referiré, brevemente, a la semántica. En el lenguaje humano es imprescindible que el hablante relacione unos sonidos con un significado y que a su vez ese significado sea percibido y comprendido por las demás personas que comparten la misma lengua., por ejemplo, en todas las lenguas se debe entender lo que significa «legitimo» y «espurio».
Legitimo, entre otras acepciones, significa: cierto, genuino y verdadero. En tanto, espurio significa: falso. Así de sencillo. Los dos términos anteriores se pronuncian, en general, de manera diferente en todas las lenguas de la Tierra, empero, su significado es el mismo. A pesar de lo anterior, el significado esclarecido es relativo y está en función de conservar las canonjías que permiten a los miembros del Instituto Federal Electoral (IFE) comprender, en este caso invertir el significado de los términos. Para el sumiller (no el “somelier”) Leonardo Zurita, presidente, ahí sí, legitimo, del IFE, convierte “legitimo” a “espurio” (o viceversa), de acuerdo con sus conveniencias. Si, para conservar lo que denuncian los periódicos nacionales, a saber:
«Aunque su función principal es organizar los procesos electorales federales, el IFE erogó en 2007 más de 100 millones de pesos por conceptos como lavandería, medicamentos, artículos deportivos, vestuarios, productos alimenticios y gasolina.
Informes del instituto correspondientes al año pasado señalan que 20 millones de pesos se destinaron a lavandería, limpieza y fumigación, 13.4 millones a comida, un millón a medicamentos y más de 56 millones a gasolina, lubricantes y aditivos.
El órgano electoral gastó también 5 millones en vestuario, uniformes y blancos, 2 millones en artículos de limpieza, 70 mil pesos en artículos deportivos y un millón 548 mil pesos en servicio de telefonía celular.
En otros rubros los gastos son más elevados. En la compra de edificios y locales desembolsó 71 millones de pesos. En renta de oficinas, edificios, bodegas, equipo y vehículos gastó 202 millones.
En pasajes nacionales el instituto gastó 9 millones de pesos y 375 mil en salidas al extranjero. En viáticos se erogaron 14 millones de pesos.
Este año el Instituto Federal Electoral (IFE) solicitó desde marzo a la Secretaría de Hacienda 1,453 millones de pesos extras con el fin de "atender las nuevas obligaciones derivadas de la reforma electoral de 2007". Además, los consejeros plantean que sus sueldos se igualen a los de ministros de la Suprema Corte de Justicia.»
En cualquier lengua se entiende lo anterior ¿o no?

Alfredo Osorio Santiago

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