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EL GRAN NEGOCIO: LAS PRIVATIZACIONES.

Una no es ninguna:
El gran negocio: las privatizaciones.
Dos es una: los libros
La última y nos vamos: Chisguetes, citas y proverbios
Ante la avalancha de la cotidianeidad, solemos olvidar hechos trascendentes de la vida política y económica de México. Ya casi se nos olvidó la gran cantidad de privatizaciones que se realizaron desde el sexenio de López Portillo hasta el de Zedillo; posteriormente, las intentonas de Fox y Calderón respecto al petróleo, principalmente.
En el sexenio del presidente que iba a defender el peso “como un perro” existían 1 155 empresas paraestatales, al finalizar el periodo presidencial del señor Salinas de Gortari sólo había 70. Es pertinente recordar algunos aspectos de dichas privatizaciones para ver como se convirtieron en pingues negocios para los que estuvieron inmiscuidos en ellas, pero, principalmente, las inconmensurables riquezas que los presidentes en turno obtuvieron de las mismas por medio de sus prestanombres.
Nada es casual. Cuando se llegó a privatizar una paraestatal se tenía el siguiente “argumento”: representaba una “carga” para el Estado, era, decían, “un mal negocio”. «Una promesa de justicia social (...) porque durante muchos años la población tuvo que pagar el alto costo del estatismo absurdo e inaceptable.»; «la reforma del Estado (...) está ampliando nuestra democracia (...) pues, además, la mayor disposición de recursos ha permitido reorientar el gasto público y destinar una mayor proporción de éste a los renglones de justicia social" De acuerdo a esto, hemos vivido muchas décadas en el absurdo por culpa de un gobierno que hizo que recayera en la población el peso de tal absurdo. Afortunadamente ya no es así.», explicaba, sobre las privatizaciones, Salinas. Desde luego, la fuerza de las argumentaciones era reforzada con la presión internacional: la fundación ultra conservadora “Heritage” afirmaba, en noviembre de 1991, lo siguiente: “La democracia económica y la soberanía del consumidor son necesarias, tanto para asegurar que México crezca y prospere, como para que alcance los beneficios sociales de la privatización". Las mismas “explicaciones”, aunque con otras palabras, nos da el licenciado Calderón en pleno siglo XXI.
Una opinión interesante, en el sexenio del presidente con aspecto de roedor, fue la que emitió la revista Business Week por medio de su analista Stephen Baker, que escribió en aquellos días: «"Carlos Salinas (...) reconoce que el sistema económico mexicano necesita rejuvenecerse y modernizarse, después de décadas de relativo aislamiento (...) [buscando] reconstruir la estructura de los negocios mexicanos (...) con grandes industriales mexicanos como socios de los poderosos actores extranjeros (...) Salinas, está claro, no se propone destruir a la élite de poder en México, es parte de ella (...) Para preparar el libre comercio (...) Salinas se vuelve a sus amigos de la infancia. Les pide que jueguen un papel más importante comprando partes de las compañías paraestatales, desde bancos comerciales hasta fábricas de acero. Esto asegura que la administración quede en manos mexicanas y recupere miles de millones de capital fugado (...) Salinas, al proyectar el enorme poder de la presidencia mexicana, está de hecho definiendo quién gana y quién pierde en el México nuevo. Pero corre sus riesgos. Al inclinarse por sus cuates, Salinas no está haciendo gran cosa por diversificar el control corporativo. Si el libre comercio empobrece la economía mexicana, Salinas será el culpable"». Cuanta razón tenía el señor Baker; Salinas no nada más empobreció a la economía mexicana, sino, pleonasmo pleno, a los mismos mexicanos.
Un retruécano de la privatización consiste en el “rescate” financiero. Lástima que los “rescates” los tengamos que hacer los ciudadanos, cuando la mala administración y corrupción de los empresarios dan como resultado la quiebra de las empresas que ellos han manejado. Verbigracia: el “rescate” de la empresa minera “Cananea”, propiedad de Jorge “el azote” Larrea (dueño, junto con su hijo Germán, de la mina Pasta de Conchos, de infausta memoria), que en julio de 1988 se había declarado en quiebra, y cuatro meses después le era devuelta –por medio de Nacional Financiera- totalmente saneada; o el caso del rescate carretero, o el del rescate bancario, o el…, pero, ¡momento! Vale la pena traer a nuestra memoria el caso de los bancos.
Factores internos y externos en los años 1980 y 1981, provocaron una fuga de capitales del orden de 14 mil millones de dólares. Esta situación obligó al gobierno a tomar dos medidas torales: nacionalizar la banca, y el control de cambios de las monedas extranjeras. Todo en medio de la vorágine de las devaluaciones. Por supuesto, los banqueros fueron recompensados con creces: lo que se les tenía que pagar en diez años les fue pagado en sólo uno, además, cosa tan rara, fueron eximidos de los impuestos correspondientes. Para completar el cuadro, años después, en el sexenio de Salinas, los bancos serían devueltos totalmente saneados, financieramente hablando. Estas acciones del señor Salinas pueden explicar el inmenso poder que aún detenta, claro, sin hablar todavía del asunto de Telmex, que a continuación describo.
El caso de Telmex es paradigmático. Con un valor, en esos días, de 3,900 millones de dólares y ganancias de 1,100 millones, el 15 de noviembre de1990 el gobierno de Salinas decidió venderla. Se vendió al Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, quien apoyado en capitales de la South Western Bell y de la France Telecom (esta última, con capitales franceses y norteamericanos) y con 400 millones de dólares, Slim compró el 5% de las acciones y logró el control efectivo de tan prometedora empresa. De esta situación surgen varias interrogantes: ¿Por qué se le vendió al grupo Carso? ¿Era la oferta de Slim mejor que la de sus otros dos contendientes (el grupo Accival  y el grupo Gentor)? ¿Es esta la razón por la que siempre se ha sospechado que Slim es prestanombres de Salinas? ¿Por qué se vendió Telmex si era una empresa exitosa?
El ejemplo de Salinas y Slim se quiere imitar en estos días. El objetivo es “la joya de la corona” de la economía mexicana: PEMEX. Los “argumentos”, repetitivamente, ad nauseum, se vuelven a mencionar: “hay que modernizarla”; “se terminará nuestro petróleo en menos de 10 años”; transformarla en empresa de “clase mundial”, cantan los jilguerillos mediáticos. Si, hay que ir ablandando, poco a poco, la conciencia nacional.
Es probable que dentro de algunos años, si se logra la privatización, estemos hablando del licenciado Calderón –más bien de su prestanombre en turno-  como el “hombre más rico del mundo” (de acuerdo a las revistas “Forbes” o “Fortune”, desde luego). Su fortuna será más cuantiosa que la del señor Slim, para orgullo de los más de 100 millones de miserables mexicanos que habrá.

Dos es una: los libros.
 No se sabe a ciencia cierta en donde se escribió el primer libro del mundo. Hay indicios de al menos tres lugares en donde se pudo haber “grabado” el pensamiento de los seres humanos. Quizá hayan sido los egipcios hace cuarenta siglos, por medio del papiro, los primeros; o bien los asirio-babilonios con sus tablas de arcilla; o los infaltables chinos, escribiendo sobre bambú. La demostración más evidente es la de “El Libro de Los Muertos”, obra que fue escrita sobre papiro en el año 1310 a.C. Esta obra era un texto egipcio que contenía oraciones, sortilegios e himnos, cuyos conocimientos serían utilizados por las personas después de muertas para guiar y proteger sus almas en el arriesgado viaje hacia el más allá. Dejemos hasta aquí a los egipcios, asirios, babilonios y chinos.
Fue en Grecia donde se vendieron de forma regular las primeras obras literarias. En el año 400, antes de Cristo, Atenas estaba convertida en la capital mundial del comercio de los libros, esta ciudad era el centro de producción y venta de rollos y papiros. En el año III, antes de Cristo, empezaba a funcionar la Gran Biblioteca de Alejandría, que había sido fundada por el rey egipcio Tolomeo I Sóter y ampliada por su hijo Tolomeo II Filadelfo, fue, ésta, la más grande de la antigüedad, y, podemos imaginarla como un gran templo en la que cada sala era sostenida por columnas gruesas, que a su vez eran cubiertas por papiros enrollados –los libros- aunque también ya existían los anaqueles donde se almacenaban grandes cantidades de obras. El fin de esta extraordinaria biblioteca, que llegó a tener 543 mil títulos, todos lo conocemos. Según la leyenda, la Biblioteca fue destruida por el fuego en tres ocasiones: en el 272 d.C. por orden del emperador romano Aureliano; en el 391, cuando el emperador Teodosio I la arrasó junto a otros edificios paganos, y en el 640 por los musulmanes bajo el mando del califa Umar I.
Sirva el párrafo anterior como prolegómeno para tratar de entender la actitud de dos personajes de la picaresca nacional: el ex secretario de Relaciones exteriores Jorge Gutman Castañeda, y el ex portavoz presidencial Rubén Aguilar, ambos en el sexenio del traidor a la democracia Vicente Fox. Estos señores acaban de publicar un libro intitulado «La Diferencia: radiografía de un sexenio». La particularidad de esta obra consiste en que, a la manera de los deshacedores de la biblioteca alejandrina, fue parcialmente destruida, recortada.
Sin duda, si la obra comentada de los ujieres del foxato no tuviera importancia, nadie hablaría de ella. Pero, por supuesto, que tiene trascendencia ya que está escrita por personas que fueron testigos, y actores, de varios pasajes de la vida nacional. La manera en que fue reclutado, para ser el secretario particular de Fox, el priísta Alfonso Durazo; como se hizo, y se deshizo, de Lino Korrodi fundador de “Amigos de Fox”; los altibajos en la relación con Porfirio Muñoz Ledo; el intento de desafuero de López Obrador; los pormenores de la huida del “empresario” Carlos Ahumada a Cuba, con la protección del gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas Batel y la señora Rosario Robles Berlanga; la “hipotética” corrupción de los hijos de la “señora Marta”, por mencionar sólo unos casos. Para nada se menciona, a profundidad, el tema del fraude electoral del 2 de julio del 2006. Se insinúa, se deja entrever, pero mejor se elimina ¡Vivan los Aurelianos, Teodosios y Umares del siglo XXI¡
Cuan diferente es la actitud de Fernando del Paso. Autor de «Noticias del Imperio»; «José Trigo»; «Palinuro de México»; «La Muerte se va a Granada»; «Linda 67», Del Paso tuvo los arrestos necesarios para declarar, en la Feria Internacional del Libro 2007, en Guadalajara, lo siguiente: “una de las campañas más sucias que he visto yo en mi vida en México”, refiriéndose, claro, al fraude electoral del 2006.
CHISGUETES:
“158 500 spots de Calderón, en una semana, por la inundación de Tabasco”. A que licenciado Calderón, que ganas de “legitimarse”.
“Se equivocan adentro y afuera del partido quienes creen que queremos reeditar el partido de Estado. Este partido dejó atrás para siempre la negra noche del partido de Estado y el PAN lo combatió por más de medio siglo. No vamos a reeditar lo que fuimos capaces, para bien, de destruir.”: Germán Martínez Cazares, candidato único para la dirección nacional del PAN. Si, como no.
“Cae el helicóptero en que viajaba el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz, quien se encuentra bien”. Injusticia divina.
“El país aún vive con un profundo nivel de “analfabetismo financiero”, principalmente entre la clase trabajadora”: Luís Pazos. Si apenas llegamos, en promedio, a la enseñanza secundaria, por favor, señor Pazos.
Ha creado “una mentira histórica”. Mensaje de un resentidísimo Luís Carlos Ugalde a López Obrador.
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Bien por alumnos de la BUAP.
Apolonio Juárez Ojeda, alumno de la escuela preparatoria Benito Juárez García, ganó el primer lugar en la XXI olimpiada mexicana de matemáticas, olimpiada que se llevó a cabo en la ciudad de Saltillo Coahuila, la semana antepasada. Felicidades, también, a los alumnos de la escuela de Biología, Luís Alfredo Osorio Olvera, Laura Paulina Osorio Olvera y César Augusto Flores Barrientos, por haber ganado el premio nacional de expociencias (en biología) 2007, efectuado, esta semana, aquí en la capital poblana. ¡Bravo por ellos¡

Proverbios y citas.

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana.
 Albert Einstein
La literatura es siempre una expedición a la verdad.  
 Franz  Kafka
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.  
 Platón
La violencia es el último refugio del incompetente.  
Isaac Asimov
Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría.  

Alfredo Osorio Santiago

 

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